martes, 7 de junio de 2011

X-Men: Primera generación


Sinopsis:
La acción del filme se sitúa en los años 60: los inicios de la era espacial y una época rebosante del sentimiento de esperanza del Camelot de JFK. Pero también fue el punto álgido de la Guerra Fría, cuando las crecientes tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética amenazaban a todo el planeta; y cuando el mundo descubrió la existencia de los mutantes.
También es durante este período cuando Charles Xavier conoce a Erik Lehnsherr. Antes de que Charles (James McAvoy) y Erik (Michael Fassbender) adoptasen los nombres de Profesor X y Magneto, eran dos jóvenes inmersos en el proceso de descubrir sus poderes. Antes de ser archienemigos, eran los más íntimos amigos, que trabajaban juntos y con otros mutantes para detener la mayor amenaza que el mundo hubiera conocido nunca.


Tras muchos meses sin ir al cine, anteayer nos animamos a ver X-Men: Primera generación. La franquicia de los mutantes quizá sea mi preferida entre las adaptaciones cinematográficas procedentes del cómic por su defensa de lo diferente, pues los mutantes son un trasfondo metafórico de los que no encajamos en los cánones de belleza o estatus de la sociedad actual y pasamos de lo políticamente correcto. Los mutantes en su mayoría luchan por su supervivencia, no porque tengan vocación de superhéroes. Yo me considero mutante, aunque añadir la coletilla de “a mucha honra”, que se repite en la película, puede que resulte excesivo. Más que ese, mi lema sería: “soy mutante y tiro p’alante”.

Mejor me centro en el film: Para empezar, cuenta con un guion sólido, enmarcado en plena Guerra Fría con la crisis de los misiles de Cuba como fondo, respaldado por unos actores solventes que hacen creíble la continuidad a sus personajes más maduros que conocemos por el resto de la saga. Entre ellos no se cuenta el español Álex González, muy mono él a pesar del pelo largo. Y no es que lo haga mal, es que poco puede lucirse cuando su personaje de Tornado se limita a poner cara de malote, mover los brazos y no decir ni mu en toda la peli. ¿Tan malo era su acento que no le dejaron pronunciar ni una sola palabra?

Por otro lado, los efectos especiales son los justos y los necesarios, sin marear ni agobiar, que últimamente abundan de esos tan furiosos y fulminantes que apenas son perceptibles al ojo humano, al menos el mío. Eché de menos el habitual cameo de Stan Lee, compensado con creces con la sorpresa de ver, aunque brevemente, al mutante más macizo.

En resumen, es muy entretenido y sumamente digno, no creo que desilusione a ningún seguidor de la franquicia. Una buena muestra de que lo comercial no tiene por qué ser malo.

1 comentario:

Johnny dijo...

Vivi la fue a ver y dice que está muy bien. Nosotros no tuvimos la oportunidad por el trabajo y a mi hija la invitaron en una función especial del colegio donde estudia. La veremos pronto con los consejos de Vivi y tuyos Conchi.