No sé a quién de la excursión se le antojó visitar el Palacio de El Pardo. Como se aprobó democráticamente, no iba yo a protestar, aunque no me interesaba especialmente.
Una guía muy seria nos lo enseñó y nos ofreció sucintos comentarios. Entre tanto barroquismo en muebles y enseres, la decoración interior del Palacio de El Pardo tiene como elemento protagonista los tapices, tejidos en la Real Fábrica de Madrid, sobre todo los de Goya, que para este Palacio efectuó cinco de sus series más conocidas.
Para pasar de una planta a otra, me llevaron en un ascensor que, según dijeron, era para uso exclusivo de Franco. Curiosamente, en toda la visita no se nombra al dictador. Sí se cuenta, sin embargo, que desde el año 1983 El Pardo ha sido adecuado como residencia de Jefes de Estado extranjeros en visita oficial. Curioso caso de memoria histórica selectiva.
Visitar lugares que cuentan alguna historia es algo de sumo interés, al menos para mi. Felicitaciones a la viajera incansable!!!!
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