
Hay muy pocos a quienes no les gusta y todos tenemos recuerdos de momentos cinéfilos para nosotros imborrables, qué importa que la película sea buena o mala según unos sesudos críticos si a mí me gusta y me emociona. Allá van algunos de esos momentos míos que estoy recordando ahora:
-Blade Runner: el sol tan escaso y a ras del horizonte que se filtra por una persiana matizando la luz, todo esto acompañado de esa música tan sugerente, o Rutger Hauer a punto de morir y diciéndonos que ha visto cosas que jamás imaginaríamos y que se perderán con él como las gotas de lluvia.
-Braveheart: la cara de ella (la esposa) buscándole angustiosamente cuando está atada a un poste para ser asesinada y él no llega a tiempo.
-Gladiator Máximus cuando jura en el coliseo que se vengará en esta vida o en la otra.
-Orgullo y prejuicio: Lizzy cuando ve a Mr. Darcy aproximándose a ella al amanecer con su abrigo ondeando al viento.
-Lady Halcón: cuando los amantes casi se tocan pero sale el primer rayo de sol y ella se transforma en halcón, volándo a ras de un lago, batiéndo las alas e introduciéndo sólo la punta de ellas en el agua para después remontar el vuelo.
1 comentario:
Completamente de acuerdo. Sobre cine, mis gustos son muy amplios, carezco de fobias y filias acérrimas con respecto a directores, actores o géneros, aunque no me seducen el gore ni el western ni las películas estúpidas ni las excesivamente pedantes o pseudo-intelectuales. Me considero muy tolerante (no sólo en el terreno del cine) y me gustan las buenas películas, vengan de donde vengan, incluso del denostado made in Hollywood.
Con buenas películas me refiero a las que me hagan sentir, pensar, disfrutar, soñar despierta, las que toquen mis más recónditas fibras sensibles; en definitiva, las que me den lo que el mundo real me niega. Lo malo es que cada vez me cuesta más encontrar ese tipo de películas. O me estoy haciendo vieja o el cine es cada vez peor.
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