Sinopsis:
Salamanca, 1543: Un joven Felipe, hijo del emperador Carlos V, espera con nerviosismo la llegada de su futura esposa, Mª Manuela de Portugal. A sus dieciséis años, Felipe no puede disimular la decepción que le depara la princesa portuguesa, rolliza y poco agraciada. Su mente no puede dejar de evocar a la mujer que domina sus sueños más íntimos: Isabel de Osorio. En su misma noche de bodas con Mª Manuela, Felipe hace llamar a Isabel, quien acude presurosa a los brazos del príncipe, el hombre al que ama con locura... Una diosa para el rey nos abre la puerta a las cortes más importantes de la época y a los corazones de quienes las gobernaban.
Salamanca, 1543: Un joven Felipe, hijo del emperador Carlos V, espera con nerviosismo la llegada de su futura esposa, Mª Manuela de Portugal. A sus dieciséis años, Felipe no puede disimular la decepción que le depara la princesa portuguesa, rolliza y poco agraciada. Su mente no puede dejar de evocar a la mujer que domina sus sueños más íntimos: Isabel de Osorio. En su misma noche de bodas con Mª Manuela, Felipe hace llamar a Isabel, quien acude presurosa a los brazos del príncipe, el hombre al que ama con locura... Una diosa para el rey nos abre la puerta a las cortes más importantes de la época y a los corazones de quienes las gobernaban.
Esta novela, como La casa de los siete pecados, de la misma autora, nos revela que la
fama de Felipe II de monarca estirado y paladín del catolicismo y las buenas
costumbres, era más bien de puertas palaciegas hacia afuera, pues el buen señor
fue un pendón desorejado y tuvo amantes a cascoporro, además de las esposas
oficiales que le eran impuestas por razones de estado. Lo curioso de la época
es que los herederos oficiales, principal objetivo de los matrimonios regios,
solían morir mientras que los bastardos gozaban de buena salud.
Lástima que la narración peque de
desangelada y repetitiva, sin llegar a crear empatía con los personajes. Además
–inconvenientes de las novelas con trasfondo histórico-, no hay tensión
dramática pues se sabe que los amantes no van a acabar juntos. Una pena, pues
se le podría haber sacado más jugo a la relación.
2 comentarios:
Una novela histórico cuyo protagonista sea un personaje real histórico no me gusta porque no da juego, lo que tu dices, ya sabes que sus amoríos no llegan a ninguna parte.
Lo de los hijos legales débiles se daba por la fuerte endogamia, se casaban en família y no había genética nueva.
Me gusta la novela histórica, pero como son cosas medio conocidas por quien la lee, debe tener mucha fuerza para engancharnos en la lectura y no ser predecible.
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