lunes, 1 de marzo de 2010

CHILE

Por fin, tras diversas y numerosas gestiones, he tenido noticias de tres de los cuatro amistades que tengo en la zona afectada por el terremoto de Chile. A pesar de que sus casas y departamentos han sufrido daños, ellos están bien.

Toda mi solidaridad y mi cariño con esa larga y estrecha franja de tierra entre los Andes y el Pacífico.

http://www.youtube.com/watch?v=GYl-AivBCaE

6 comentarios:

Johnny dijo...

Todos unidos en la desgracia de Chile. Ayer fue Haití y hace 25 años México, tarde o temprano alguien cercano está sufriendo y no queda mas que abrir nuestros corazones y desearles la pronta recuperación

Conchi dijo...

Mi solidaridad con Chile en este período de dolor.
Yo tengo una amiga chilena en el Facebook. Le he enviado un mensaje pero de momento no me ha respondido.

ana dijo...

Mi primo está allí, mis tíos me llamaron para que mirara por internet, en ese momento iban 6 muertos pero con la suerte de haber podido hablar con él y saber que en su edificio de 20 plantas no había sufrido demasiados desperfectos. Salió a la calle en pijama con su pasaporte y el celular (el móvil, supongo)

Mari Pau dijo...

Los terremotos causan una desgracia terrible y si las casas no son resistentes como en Haití, país extremadamente pobre, arrasa todo. Chile, al tener las casas más resistentes se lamentan menos víctimas aunque su intensidad de 8`8 es de las más graves.

Jesús dijo...

Estoy nuy contento, pues he tenido noticias de mi amigo que vive en la zona de Valparaíso. Todos están bien. Su casa ha sufrido daños, los suministros siguen fallando : electricidad, agua, telefonía; pero al menos no han tenido perdidas personales.

Recuerdo cuando estuve en Chile en 2005. Visité parte de la región afectada por el terremoto y el maremoto. Nada más llegar al aeropuerto de Santiago, al tiempo que sellaban mi pasaporte, me dieron un folleto con información de como actuar en caso de terremoto. Me pareció un poco exagerado, a pesar de conocer de que Chile está en una de las zonas más inestables, geológicamente hablando,del planeta.

Al día siguiente, paseando por las calles de Santiago con mis amigas Juanita y Patricia, ambas me decían que seguramente "tendría la suerte de sentir un terremoto antes de partir de Chile".

Unos días después, me encontraba en la maravillosa isla de Chiloé, un poco más al sur de la zona afectada por el terremoto del Sábado.En 1960, un terremoto de semejante intensidad asoló la isla de Chiloé. Lo peor de todo fue el maremoto que se produjo unas horas después del terremoto, las olas fueron de tales dimensiones que cambiaron parcialmente la geografía de la zona. El mar invadió valles, convirtió mesetas en islas, arrasó pueblos y ciudades. En algunos lugares el mar llegó y nunca más se ha vuelto a ir. En otros lugares, el mar se fue y no volvió a regresar.
En casi todas las ciudades chilotas, era común ver fotos del antes y después de ese día que cambió la vida a los chilotas.

Una noche, en Chiloé, me desperté sobresaltado. La cama se movía. Nunca he llegado a tener del todo claro si tuve "la fortuna de sentir un terremoto" o si lo soñé, influenciado como estaba, por el efecto de todas las fotos, historias y comentarios que había visto, leído y escuchado durante mi estancia en Chiloé.

De lo que sí estoy completamente seguro es del terremoto que viví en la Ciudad de México en Noviembre de 2007. Sería sobre las diez de la mañana, estaba en el metro, caminando por un túnel y me dirigía a la plaza del Zócalo. De repente todo se empezó a mover, por unos altavoces salíó una voz que nos decía de tumbarnos en el suelo, permanecer tumbados, nos decía que las luces se iban a pagar y que estuviéramos tranquilos. A pesar de la situación, recuerdo que todo el mundo estaba muy tranquilo, en silencio, a la expectativa, tumbados en el suelo, a oscuras, No sé cuánto tiempo pero me pareció una eternidad. Se volvieron a encender las luces y, la misma voz, nos invitó a salir al exterior. Recuerdo que todo fue muy ordenado, muy rápido. Recuerdo que salí a la calle, que todo el mundo se comportaba con normalidad, pero una vez en la calle, las pierna se me doblaban, me temblaban y sufrí un ataque de nervios.

Conchi dijo...

Me alegra que tu amigo chileno se encuentre bien, Jesús.
Tu experiencia con los terremotos es tan interesante que bien se habría merecido una entrada aparte.