jueves, 7 de marzo de 2013

El ciego de Sevilla



Sinopsis:
Un restaurador de arte es maniatado y amordazado ante su televisor durante la Semana Santa sevillana. Quienquiera que le haya sometido a tal tortura también le ha cortado los párpados, quizá para que no pudiera cerrar los ojos ante los horrores que le ha obligado a visionar. Cuando el detective de homicidios Javier Falcón llega a tan macabro escenario, no puede ni siquiera imaginar hasta qué punto él mismo se verá involucrado en una serie de crímenes atroces que inexplicablemente le rememorarán la figura de su difunto padre, un artista de fama internacional que había mantenido oculto un truculento pasado en la Legión. El frío porte de Falcón se irá tambaleando a medida que, con cada nueva y cruel acción criminal, se le vayan revelando secretos del pasado que sin duda no estaba preparado para conocer.

Ya he acabado de leer El ciego de Sevilla”, del británico Robert Wilson. La narración tiene dos partes que van alternándose: una, en tercera persona, que narra las peripecias del comisario Falcón para descubrir unos atroces crímenes; y fragmentos del diario de su padre, desde su infancia a los años 60, pasando por la Guerra Civil, la 2ª Guerra Mundial y el protectorado de Tánger, en cuyas páginas se vas desvelando los misterios actuales. Esta estructura de que el pasado revela y explica el presente se da demasiado últimamente en la novela negra, que es para decirles: ¡léete de un tirón los diarios y te enterarás! Pero, claro, ¿de dónde iba a llenar el autor 500 páginas? Y mira que al comisario le interesaba leer, a ver si despejaba su oscuridad mental, llena de traumas de la infancia, de lagunas, que una psiquiatra le ayuda a sacar a flote. Un poco rollo psicológico sí es, por no hablar de opciones sexuales la mar de diversas y casi todas enfermizas. Mi curiosidad era cómo adaptarían tanta información, tantos saltos en el tiempo, tanta comida de coco, en la serie de televisión británica Falcón, que otro día os comentaré.

No hay comentarios: