LLegaron las vacaciones de Semana Santa (salimos el 27 de marzo y volvimos hoy 13 de abril) y les había prometido a mis hijas llevarlas a la tierra de su abuela (Chiapas, en el sureste de México, en la frontera con Guatemala) y así lo hicimos desde el lunes 30 de marzo nos fuimos desde Monterrey en avión durante dos horas de vuela.
La familia nos recibió y nos trató como reyes, tíos, primos, sobrinos, sobrinos-nietos, un gran número de familiares (haciendo cuentas estuvimos conviviendo con 50). Nos llevaron a todas las partes posibles, una belleza de naturaleza y arquitectura, dejando a mis hijas sorprendidas y enamoradas de esas tierras.
En una calle de San Cristóbal de las Casas
En los templos de Palenque
Paseo por el río Grijalva en el Cañón del Sumidero
Templo de Santo Domingo en San Cristóbal
Templo de las Inscripciones en Palenque
Ruinas arqueológicas, naturaleza hermosa...todo tiene Chiapas, pero el pueblo de San Cristóbal tiene un "no se qué" que encanta y enamora. Serán sus calles llenas de artesanías, los pequeños restaurantes (de comida local e internacional), el abanico de razas reunidas a lo largo y ancho de sus calles y locales, todo nos hizo querer volver pronto.
3 comentarios:
Ese no se qué que mencionas podría ser la manera inconsciente de admitir parte de la tierra de tus raíces.
Qué bonito viajar para ver a la familia, estrechar lazos con los parientes y empaparse de las raíces, como dice Márian.
Muchas gracias por compartir tan gratos recuerdos, Johnny. Y tus niñas cada vez más guapas.
San Cristóbal enamora a propios y extraños, es ese sabor de provincia pero a la vez de lugar cosmopolita, no es por su tamaño, porque siendo un pueblo muy pequeño,cuenta con mas cultura que enormes ciudades que he visitado.
Gracias Conchi y Márian!!!
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