martes, 8 de febrero de 2011
Payasos en la lavadora
Sinopsis:
Un ordenador abandonado en la calle durante la Semana Grande de Bilbao encierra en su disco duro un contenido explosivo: la frenética narración del descenso a los infiernos de Juan Carlos Satrústegi, poeta fracasado y en paro que entrará en una delirante espiral de drogas, katxis, sexo, ertzainas, palizas y superhéroes hasta culminar en una gran gala literaria en el hotel Ercilla.
Inmerso en las situaciones más inusuales, exacerbadas por la falta de sueño y los alucinógenos, y siempre a punto de precipitarse hacia la locura y el paroxismo, Satrústegi plasma sin remilgos las tenebrosas cloacas de su mente perturbada, que salta sin pudor de la Escuela de Frankfurt a Galactus, de los payasos de Micolor a Ligeti en sus razonamientos.
Se trata de una reedición de una novelita que el cineasta escribió en 1998. La corrosiva fuerza imaginativa a la que nos tiene acostumbrados el director de El día de la bestia y La comunidad encuentra terreno fértil en los delirios aberrantes de este poeta desquiciado, devorado por la rabia y la nostalgia, una especie de Max Estrella de los tiempos modernos. Alex de la Iglesia hace gala de un humor negrísimo y fuertes dosis de envenenada mala fe en este descenso a los infiernos, donde conviven tranquilamente la cultura popular y la alta filosofía, hasta llegar a “ese punto de no retorno que hay que alcanzar”, en el que se confunden realidad y alucinación.
Demasiada violencia tarantiniana para mi gusto, por eso no me extraña que don Quentin le otorgara dos premios siendo presidente del jurado de la Mostra de Venecia. Al parecer, el próximo presidente cesante de la Academia Cinematográfica española tiene fijación por los payasos pues son protagonistas de su Balada triste de trompeta, película que no me atrevo a ver, pese a que su elenco actoral es muy interesante.
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1 comentario:
Que extraño libro, me parece algo fuera de nuestras expectativas de lectura, como bien dices violencia del tipo de Tarantino no es muy digerible.
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