La pequeña María ya muestra disposición al delicioso oficio de heladera para continuar la estirpe materna.
No le faltaba detalle en su
disfraz ni en su cochecito, tuneado como un puesto de helados de feria,
que era el tema de la cabalgata de las fiestas de San Ramón.
¿A que está preciosa mi
princesita? Raro es verla sin sonreír, es el bebé más feliz que conozco y
espero que le dure esa simpatía siempre.
1 comentario:
¡¡¡Me parece un disfraz genial!!! Muy ingenioso, sí señor. Y la heladera María, tan deliciosa como sus helados.
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