Hace un par de meses, aprovechando una oferta que no
podía rechazar en Carrefour, me compré la trilogía de El padrino. Tenía intención
de comentaros cuantísimo me apasiona esta saga, pero, por unas cosas o por otras,
lo fui dejando.
Hoy lo retomo gracias a que los lectores de El
País, entre ellos una servidora, la han votado como la mejor película de la
historia a través de sucesivas votaciones eliminatorias. Me dolió que Blade
Runner se quedase por detrás, pero preferí los excesos de la familia Corleone y
aledaños por las razones que se exponen a continuación y que comparto.
Para ser el mejor de la historia, hay que acercarse a los 28.500 votos. Y eliminar a Blade runner, a El gran dictador, a tantas y tantas otras. También ayuda haber ganado concursos previos al mejor filme de la historia según varias revistas de cine, como la británica Empire (con 10.000 votantes) o la española Cinemanía. Otros no le hicieron ni caso, como John Kobal, creador de uno de los listados más famosos de referencia en el mundo del cine. Cien cineastas hispanoamericanos, en cambio, la eligieron la mejor en EL PAÍS SEMANAL en agosto de 2010. En fin, que todo el mundo tiene su película favorita pero que los lectores de elpais.com han elegido claramente a El padrino como la suya. Porque de ella es de quien estamos hablando. De ella, y de don Vito, de Sonny, de Fredo, de Michael, de Tom, de Clemenza y de Tessio, de Bonasera, de Barzini, de los Tattaglia, de Kay, de Paulie y de Connie, de Shakespeare, de Sicilia, del honor, de Nueva York, del aceite de oliva, de Mario Puzo y Francis Ford Coppola, de Gordon Willis y Nino Rota. De Corleone.
Puede que porque como aduce Tom Hanks en Tienes
un email, “El Padrino te responde a todas las preguntas vitales que
se te presentan en la vida”. Aunque por esa razón nunca comeríamos naranjas:
cada vez que alguien se toma uno de esos cítricos o juega con ellos en el
filme, tiene todas las papeletas para fallecer. Puede que porque una película
que comienza sin títulos de crédito, con un discurso en el que en sus nueve
palabras iniciales se mezclan patriotismo, inmigración, negocios, honor,
creencias y la dura realidad (“I believe in America. America has made my
fortune”), y que de ahí no desfallece hasta el clímax final, hasta la más alta
traición -la que Michael Corleone se realiza a sí mismo, a sus creencias,
porque la familia está por encima de uno mismo- no puede ser mala. Porque
Coppola vivió al límite en el rodaje, con la constante sensación de que iba a
ser despedido, de que el productor Robert Evans y la Paramount ni le estaban
dando tregua, ni le iban a dejar terminar una película en la que él tampoco
creía al principio (al fin y al cabo, iba sobre algo muy alejado de su vida, la
Mafia y se basaba en un best-seller); y de esa presión salió el zumo del
talento, la esencia que inspiró al nuevo Hollywood. Porque Marlon Brando hizo
una prueba para ser contratado, él, que se negaba a ello. Porque llegaron los
chicos jóvenes de la interpretación: Al Pacino, John Cazale (que solo hizo
cinco películas antes de fallecer de cáncer, pero qué cinco trabajos), Diane
Keaton, James Caan y el refuerzo de Robert de Niro para la segunda parte.
Porque ni la música de Nino Rota ni la fotografía de Gordon Willis tienen un
segundo de debilidad. Porque a todos nos encanta decir lo de la “oferta que no
pudo rechazar” y pensar que puedes meter en la cama de un enemigo la cabeza de
un caballo. Por esas razones y por muchas otras, El padrino es la mejor
película de la historia.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/09/15/actualidad/1347727724_122932.html
1 comentario:
Excelente película, un argumento que engancha, actores y actrices de renombre y de una labor actoral sorprendente. En fin, creo que atinaron al escogerla como "la mejor".
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