Melancolía

Sinopsis:
Descrita por el cineasta danés como "una hermosa obra acerca del fin del mundo", la película se centra en dos hermanas y sus distintas reacciones ante el inevitable apocalipsis del planeta Tierra. Partiendo de esa destrucción final como consecuencia de la colisión con otro planeta oculto tras el sol, el relato se articulará a través de flashbacks que mostrarán el desmoronamiento de un matrimonio.

Me atreví a ver esta peli de Lars Von Trier, director cuyas obras me provocan ganas de tirarme por un puente o de coger una recortada y liarme a tiros por ahí. ¿Por qué –os preguntaréis- me sometí a semejante acto masoquista? Pues porque sale mi Alexander Skarsgård, más guapo que un San Luis vestido de novio enamorado, no acabo de ver el porqué, de la insulsa Kirsten Dunst. Alex solo sale en la primera parte de la peli, la que se centra en el banquete de bodas donde Von Trier aprovecha para arremeter contra los convencionalismos e hipocresías de la alta burguesía, tema al que podría haber sacado más enjundia. Lástima de actorazos como John Hurt o Charlotte Rampling, desaprovechados.

Cuando desaparece mi rubio favorito, me pregunto: ¿sigo o no sigo con el visionado? Adelante, me decido, que Kiefer Sutherland aún puede salvar el mundo. Error, pues aquí no es Jack Bauer, sino el marido de una llorosa y desquiciada –con razón- Charlotte Gainsbourg. Acaba por llegar el momento en que Kiefer deja de salir. ¿La acabo o no la acabo de ver? Pues sí la terminé. Y no por querer saber el final, que está cantado desde el principio, sino porque, a pesar de secuencias pedantes, del tembleque de la cámara en mano y del montaje a saltos tan clásico del dogma que tocan la moral, la fotografía es esplendida, la iluminación es bellísima, y el último minuto de película es aterradoramente bello. Sobrecogedor. Además, se agradece ver una peli apocalíptica donde no salgan Will Smith o Bruce Willis luchando para que no se acabe el mundo.