Aquí el tiempo ha mejorado mucho y luce un sol espléndido con temperaturas agradables, como suele corresponder con los días alrededor del Domingo de Ramos. Lo que ha contribuido a que a eso del miércoles pasado me sintiese más animada, de modo que llamé al centro de salud para pedir cita con mi médica de cabecera para el viernes. Como la situación no empeoraba me presente y pedí el alta. Con un par. La doctora no rechistó porque era una sustituta que no me conoce de nada.
Veamos. ¿Estoy recuperada del todo? No. Y tampoco sé cuándo lo estaré. ¿Por qué he pedido el alta? Para saber cómo aguanta mi organismo la vuelta a la rutina. Además, esta es una buena semana ya que solo trabajaré tres días pues aquí las vacaciones las dan el jueves. No os preocupéis, que al menor síntoma de agotamiento cierro el chiringuito y llamo a Pedro a que venga por mí.
Tras casi dos meses de convalecencia ¡no os podéis figurar las ganas que tengo de recuperar mi vida!
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