martes, 7 de noviembre de 2017
Regreso a Caravaca de la Cruz
El domingo madrugué para ir con las Amas de Casa a la localidad murciana de Caravaca de la Cruz. La historia os la conté hace siete años aquí, así que no la voy a repetir.
La AEMET anunciaba temperaturas más bajas que en Agost, de modo que fui pertrechada con chaqueta, bufanda y gorro. No fue para tanto al final pero más vale prevenir.
Al parecer, tenía lugar una carrera por la localidad, por lo que el centro estaba cortado. Ello impidió que el autobús nos dejase en la plaza del Arco, tan animada siempre, y obligó a que la furgoneta adaptada de la Cruz Roja me recogiera en un polideportivo a las afueras.
A diferencia de las dos veces anteriores, la misa del peregrino se celebró en el interior de la basílica. El sacerdote nombró, antes de empezar, a todos los grupos participantes, entre ellos la Asociación de Amas de Casa de Agost. Para dejar constancia incluso nos dieron un certificado de peregrinación. Si tengo salud, espero volver dentro de 7 años, en el próximo jubileo.
Después emprendimos camino a Callosa del Segura al restaurante Frasquitín. El menú era digno de una boda. Como no habíamos tenido ocasión de tomar un tentempié, dimos buena cuenta de todo. Lo que no estuvo a la altura fue la selección musical para el baile: tercera edad total.
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