Primera foto, paisaje precioso en San Millán de la Cogolla, después ayuntamiento de Vitoria, dos del castillo de Olite, ayuntamiento de Pamplona y jardines floridos de ella, última Santo Domingo de la Calzada.
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Hola, amigos. En los días de semana Santa hemos ido a un bonito viaje por tierras riojanas, vascas y navarras. Hizo bastante frío ( no nos coge de susto porque hoy aquí a las 8 de la mañana había 6 grados y sin calefacción en mi instituto) pero como no llovió apenas y no hizo mucho viento, disfrutamos del paisaje nublado.
Logroño, capital de la Rioja, no conserva apenas casco antiguo pero en la calle del Laurel, típica medieval de bares vascos de pintxos, escogimos un restaurante pequeño donde comimos un cabrito lechal para chuparse los dedos, qué bueno que estaba, de los mejores que he probado; me acordaré de Logroño por eso ja ja (Restaurante Iruña se llamaba y estaba en Logroño, no en Pamplona a pesar del nombre).
Dentro de la província riojana fuimos al monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (no cogorza) donde se encontraron las glosas Emilianenses, textos latinos con las primeras palabras escritas en castellano y en vasco: un monje allá en el siglo X iba escribiendo al margen palabras traducidas al castellano y al vasco, que no entendía ya en latín. Es curioso, las traducía al castellano y al vasco; es decir, el castellano lo originaron los vascos, es en su origen un latín pronunciado por vascohablantes, un latín evolucionado por un fuerto sustrato vasco( cuando yo estaba en la facultad de filología, hace ya mil años, ya nos decían que el castellano no conserva la F inicial latina porque en vasco no existe y no la pronunciaban en latín los vascohablantes "farina- harina"... bueno, ya está bién de rollo filológico ja ja...)
Fuimos también al pueblo de Santo Domingo de la Calzada, dentro del Camino de Santiago, donde dentro de la catedral hay un gallo y una gallina vivos en un altillo (los cambian cada més) porque la leyenda cuenta que el Santo hizo el milagro de resucitarlos después de asados "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".
Y qué decir de Pamplona, preciosa ciudad, ya conocida por mí porque vive y se casó allí mi primo con una guapa pamplonesa y ciudad de nuestro querido amigo Alberto. Pongo una foto de la famosa plaza del ayuntamiento. A muchos pamploneses suele saberles mal que les sonsaquen cada dos por tres las fiestas de San Fermín, que a muchos no gusta por maltrato animal, pero gracias a ellos la ciudad es famosa en el planeta tierra entero y en todo el sistema solar si me apuras.
Dentro de Navarra fuimos al castillo-palacio de Olite, palacio emblemático de los reyes de Navarra, magnífico, impresionante, testigo mudo de la historia de Navarra y perfectamente restaurado. Sin palabras.
Ya en tierras vascos sólo fuimos a Vitoria-Gasteiz, ciudad también preciosa y muy bien adaptada a minusválidos, con rampas eléctricas en las cuestas significativas del casco antiguo, para que la puedan visitar bien. A destacar de ella la catedral nueva neogótica, de principios del XX.