Qué mejor manera de pasar la tarde de mi cumpleaños que viendo El hombre de acero el día de su estreno.
Hay que ver las batallas que hay en las redes sociales entre defensores y detractores. Para empezar, no soy del bando de los puristas porque mis mayores referencias sobre Superman, aparte de ser un icono mundialmente conocido, vienen de las películas protagonizadas por el malogrado y siempre recordado Christopher Reeve. Con ello quiero decir que ni he leído los cómics clásicos ni los posteriores, ni sé, por poner un ejemplo, el Kryptón de cuál de ellos se asemeja más al del film. Intenté, en la medida de lo posible, aparcar las pelis que conocía y ver la peli lo más libre de prejuicios que pudiera.
Iba con ventaja porque estaba salvado el primer escollo: el actor. Como sabéis, y este blog es testimonio de ello, Henry Cavill me tenía ganada desde la primera vez que lo vi en Los Tudor. Cuando me enteré de que iba a encarnar a mi alien favorito, aplaudí para mis adentros ya que era el candidato ideal, por físico, por prestancia y por calidad interpretativa. Tiene un plano casi al final de la peli que parece el mismísimo Christopher Reeve redivivo. Y que conste que no son imaginaciones mías, que mi amigo Luis también se percató de ello. Henry da bien de extraterrestre, de tan reguapo y tan rebuenorro que está no parece de este mundo. A sus 30 añitos recién cumplidos despierta mi “cougar” interior. Me acordé de la última charla que tuve con Mari Pau que abogaba por los hombres sin pelo en el pecho. No sé si se atrevería a hacerle ascos a este cuya pilosidad se asoma hasta por debajo del ajustado traje azul. Quizá para compensar su exceso de pelo corporal decidieran quitarle el caracolillo de la frente.
Vuelvo a la película, que ya empiezo a divagar. Me gustó que la historia empezase “in medias res” para intercalar flashbacks del origen y la infancia del mito. La rotura de la línea temporal no me supuso ningún embrollo ni me cortó la acción. Me acabo de dar cuenta de que el montaje del tráiler sí sigue el orden cronológico.
Sin poder evitar las comparaciones, me sorprendió lo diferente que es Kryptón. Para empezar, los ropajes ceremoniales de aspecto pesado me recordaban a las vestimentas de ciertas comparsas de Moros y Cristianos. Un mandamás llevaba tal tocado que más bien parecía el de una drag queen del carnaval canario. Que me perdonen los puristas por la siguiente aberración pero las naves individuales donde encierran al general Zod y sus secuaces se asemejaban a consoladores gigantescos. Lo que nadie me puede negar es que las naves de asalto son clavadas al famoso exprimidor de Alessi.
Los dos papás están estupendos. Jor-El tiene aquí más presencia, lo que es de agradecer, que Russell Crowe está aún de buen ver, en detrimento de papá Kent que sale menos. Grande Kevin Costner, aunque no cuela que tenga cuarenta y pocos años al morir, según su lápida. En cuanto a mamá Kent, ver que, en sus planos de joven, Diane Lane, que es un año menor que yo, me gana en arrugas, es una satisfacción personal. En cuanto a su retoño, el chavalito es igualito a Tom Welling, el de Smallville.
Las escenas de acción sin parar del final, que quizá para muchos sean las favoritas, se me hicieron un poco pesadas, la verdad. Yo habría aligerado un cuarto de hora de metraje. También eché en falta un poco más de humor y la inolvidable banda sonora de John Williams.
Como conclusión, me uno al bando de los que disfrutaron de la película y estoy deseando que llegue la continuación.
2 comentarios:
Yo no hice una buena critica, creo que es por el exceso de minutos al final, un poco menos de tiempo en el total de la peli tal vez hubiese sido mejor. Será como dices, tiene uno en mente a Reeves, el eterno Supermán.
¡Sabía que no sufría de visiones! http://www.dailydot.com/entertainment/morning-gif-man-of-steel-christopher-reeve/
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