Con la ausencia de The Big Bang Theory por final de temporada, me di cuenta de que carecía de comedias en mi vida televisiva actual. Quiso una bienaventurada casualidad que me topase con Vicious, una sitcom británica protagonizada por una pareja de homosexuales.
Es cada vez más habitual la presencia del colectivo gay en series. Normalmente estos papeles suelen ser interpretados por personas jóvenes, sin embargo, los creadores de Vicious han elegido como protagonistas a una pareja de hombres gais que llevan juntos cincuenta años. Esta comedia muestra la vida diaria de dos hombres de setenta años que viven en el barrio londinense de Covent Garden. Freddie y Stuart pasan el tiempo discutiendo, leyendo libros y paseando al perro, y junto a ellos su amiga Violet, hetero un tanto salida que se recorre el mundo en pos de sus amantes online. El cambio en las vidas de este trío de amigos llegará de la mano de un joven y guapo vecino que se instala en el edificio.
El inmenso acierto es que los actores que dan vida a Freddie y Stuart son dos sires del imperio británico, Ian McKellen, conocido por sus actuaciones como Gandalf y Magneto, y Derek Jacobi, el inolvidable Yo, Claudio, los cuales han mostrado públicamente su homosexualidad. Interpretan a un par de reinonas que se la pasan lanzándose puyas y recordándose mutuamente que la juventud se les fue, que ya no son lo que eran. Me recuerdan a los Roper en plan gay, pero creo que se quieren más que George y Mildred. Algunos medios critican su amaneramiento sobreactuado. No lo veo así. Estamos hablando de una comedia, no de un docudrama. Qué enormes son ambos. Y qué acento, qué dicción tienen, por el amor de Shakespeare. Los 20 minutos que dura un episodio son mejores que cualquier clase de inglés.
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