El viernes 15 tuve la comida del ayuntamiento. Unos días antes me llamaron para invitarme, al igual que a los otros compañeros que se han jubilado desde la pandemia.
Tras comer estupendamente, también hubo rifa de regalitos, aunque no me tocó nada, e incluso se votó al compañero más simpático, trofeo incluido.
Después el alcalde pronunció unas palabras de agradecimiento a los que tantos años hemos dedicado a trabajar para el ayuntamiento y nos otorgó un obsequio: un centro de flores secas muy bonito.
A pesar del resfriado que ya tenía, disfruté de la compañía.
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