La estatua de Hernán Cortés que preside la plaza de Medellín, el pueblo natal del conquistador de México, ha aparecido este miércoles manchada con pintura roja y con unos panfletos que piden retirar de ella la cabeza decapitada de un indio sobre la que Cortés apoya un pie.
La Guardia Civil investiga los hechos y examina el mencionado texto, que se refiere a la escultura como "la glorificación cruel y arrogante del genocidio y un insulto al pueblo de México".
Esta notícia me ha llamando la atención. Está claro que vivimos en países multiculturales y que algunas estatuas son ofensivas: esta de conquistador pisando la cabeza de un indio no es muy de recibo. Pero aquí creo que Alcoy tiene otra estatua de Sant Jordi matando moros y una amiga mía tenía reparo en traer a su amiga musulmana por la calle de la estatua. En fin, creo que podrían suavizar las estatuas de Cortés y Sant Jordi, eliminando pisoteos de indios y moros, que no son de recibo en la actualidad. Las de dictadores, fuera.
4 comentarios:
El mobiliario público no debería ser ofensivo para nadie. Sin pretender justificarlo, han de contemplarse las circunstancias históricas de cuando se colocó. Si el pueblo actual decide quitarlo, fuera con ello.
No digo de quitarlo sino que ponga el pie en algo que no sea la cabeza de alguien (la estatua tiene 200 años). Y a mi cierto mobiliario urbano si me ofende (yo no me compro una casa enfrente de cualquier estatua que pudiera quedar del dictador Franco o de Stalin por ejemplo).
Aquí en su momento se han retirado monumentos que estén fuera de lugar en la actualidad que vivimos. Si muestran discriminación, abuso o dictaduras, opino igual que Mari Pau. Por ejemplo es difícil ver estatuas de Porfirio Díaz, dictador mexicano de 1877 a 1911 (por él fue la Revolución Mexicana).
La estatua podría estar pero sin necesidad de estar pisando una cabeza.
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