A tres meses de la muerte de mi padre, seguimos descubriendo cosas entre sus pertenencias que nos dejan muy impresionados, por lo cuidadoso que era con respecto a sus recuerdos familiares, desde su niñez hasta su adultez y que nos demuestran día con día que don Manuel Díaz Borbolla era todo un caso de señor, orgulloso de sus orígenes, buen hijo, gran hermano, devoto marido y excelentísimo padre. Por éso quiero compartir con ustedes las cosas que hacen de mi padre no solo un recuerdo en la mente de sus descendientes sino un ser que no se ha ido porque sus objetos personales lo hacen presente para todos.
Verán una foto (creo que la publiqué anteriormente) donde corría el año 1937 y él y su hermano José posan para la foto de su primera comunión ( a sus tiernos 7 añitos), en ella quiero que observen que en sus manos hay un libro y un rosario porque en la segunda foto verán el mismo libro y el mismo rosario 73 años después. Mi abuela lo conservó hasta su muerte y mi padre lo recuperó y hoy está en mis manos y seguirá en la familia con mis hijas y sus hijos para que lo recuerden.
2 comentarios:
Yo también conservo cosas de mi comunión. Es bonito que ahora tus hijas, las nietas de tu padre, conserven los recuerdos de su abuelo.
El proceso de descubrimiento de recuerdos paternos ya lo vivimos mis hermanos y yo hace casi 20 años. Tanto tiempo ya y parece que fue ayer...
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