El sábado pasado, en la plaza principal de mi ciudad (Matamoros) se llevó a cabo, como cada año, la colecta de alimentos para los más necesitados que realiza la asociación Caritas de Matamoros y el Banco de Alimentos; la meta era conseguir 50 toneladas de alimentos y para las 10 de la mañana llevaban 20 toneladas. En esta ocasión el colegio de mi hija Vivian participó con algunos números musicales y ya que ella forma parte de las porristas nos fuimos a ver su debut en estas lides. Por primera vez admiré a mi hija bailando ritmos modernos y algunos tropicales moviéndose con una cadencia y un sabor que no creo lo haya heredado de mi, más bien creo que de mis padres (muy bailadores) y de la familia de Aymé, que esto de la música y el baile se les da muy bien. La niña crece y crece por días y veo que está hecha toda una señorita y creo que voy a ser un padre muy celoso.
2 comentarios:
¡Qué guapa está Vivian!
Las niñas de ahora tienen una asombrosa capacidad para aprender coreografías y moverse con gracia. Los dos colegios públicos de Agost tienen el baile como actividad extraescolar. A final de curso preparan unas funciones muy variadas, cada número con su propio vestuario, que resultan preciosas. Muchas veces esas mismas niñas han colaborado en funciones benéficas para recaudar fondos. La última vez fue para la restauración de la imagen de la patrona.
Es importante concienciar a los niños de que hay millones de seres humanos que carecen de las comodidades que solemos dar por sentadas, y que deben colaborar en la medida de sus posibilidades a paliar esas deficiencias.
A mis hijas siempre se les ha inculcado el cuidado de las cosas porque hay mucha gente que no tiene nada. Ademá de siempre tratar de ayudar al que necesita (no al que abusa y pretende sacar algo de los demás)
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