martes, 9 de noviembre de 2010
Benedicto XVI en Valencia (2006)
Este fin de semana el papa Benedicto XVI ha estado en Santiago y Barcelona, envuelto en bastante polémica, cómo no.
Recuerdo que tuve el agrado de verlo el 9 de julio de 2006 en Valencia, en la misa que el Papa presidió para cerrar el V Encuentro Mundial de las Familias y que reunió a cerca de un millón y medio de personas, según la Policía y los organizadores. Fuimos mi hermana y yo en uno de los muchos autobuses que promovió la diócesis de Orihuela-Alicante a la que Agost pertenece. Fue un palizón de viaje, no por el trayecto en sí, de unos 200 km, sino porque tuvimos que llegar con muchísima antelación. Dada mi condición de discapacitada, pudimos verlo en vivo a pesar de la distancia sin tener que seguirlo a través de las pantallas como la inmensa mayoría de la gente.
La misa con la que culminó su viaje a Valencia se ofició desde un espectacular altar situado sobre el puente de Monteolivete, enmarcado en la maravillosa Ciudad de las Artes y las Ciencias (foto de abajo), y congregó a una gran cantidad de peregrinos y fieles, que se distribuyeron a lo largo del millón de metros cuadrados que la organización dispuso para estos actos religiosos.
Nunca en mi vida he visto tal multitud junta. Incluso me daba un poco de miedo. Si se hubiese producido algún tumulto, no sé cómo habríamos salido. Me imagino que habría muchísima más seguridad de la que parecía a simple vista, pero, por ejemplo, me llamó la atención que no nos registrasen las mochilas ni nos las hiciesen pasar por escáneres. Gracias a Dios, todo trascurrió con normalidad y regresamos a casa, agotadas pero contentas de haber participado en la misa papal.
No obstante, admito que no me emocioné apenas en comparación de cuando vi a Juan Pablo II en Castel Gandolfo a principio de los 90. Y es que Wojtyla tenía mucho más carisma, bondad y simpatía que Ratzinger, dónde va a parar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Pienso igual que tú,Juan Pablo II tenìa mas carisma y me inspiraba mas cosas buenas
Ninguno de los dos me convence.
Sí, Maria Esther, pero me temo que con Benedicto hemos pasado de la sartén al fuego. El día que hubo fumata blanca y me enteré de a quién había elegido el Cónclave me llevé un disgusto y las manos a la cabeza.
Publicar un comentario