Misfits

He acabado de ver la segunda temporada de Misfits, una serie británica que cuenta la historia de cinco chicos adolescentes problemáticos que cumplen con un servicio a la comunidad. Durante una tormenta eléctrica, el grupo es alcanzado por un rayo y adquieren poderes especiales. Kelly (Lauren Socha) recibe el don de la telepatía, Curtis (Nathan Stewart Jarrett) adquiere la capacidad de volver atrás en el tiempo, Alisha (Antonia Thomas) puede enviar a la gente a un frenesí sexual cuando tocan su piel, Simon (Iwan Rheon) puede hacerse invisible y Nathan (Robert Sheehan) es el ultimo en descubrir su poder, que no voy a desvelar. A pesar de vivir vidas normales, pronto los poderes y otros afectados por la tormenta, terminarán por cambiárselas. Se da otra vuelta de tuerca en televisión al mundo de los superhéroes que no tiene nada que ver con lo que he visto hasta ahora.

Misfits presenta bastante bien la historia y sus personajes, un grupo de adolescentes perdidos en sus miedos e inseguridades, no precisamente la flor y nata de la sociedad sino más bien el tipo de hooligans que vienen a las playas mediterráneas a lanzarse de cabeza a la piscina desde el balcón de sus hoteles.


Su efecto rompedor e impactante no es porque destaque visualmente ni por sus efectos especiales sino por lo transgresor de sus diálogos y situaciones. Miedo me da ver la versión doblada cuando la estrenen en la MTV porque va a ser muy difícil captar todos los matices, incluidos acentos diferentes y expresiones de argot barriobajero. Hacía tiempo que no me impresionaba una serie de manera de engancharme hasta ese punto. Incluso veía los capítulos a razón de uno por semana para alargarlos en lo posible. Ahora, a esperar a que rueden la tercera temporada.