Un inglés llamado Anthony
Whitelands llega a bordo de un tren al Madrid convulso de la primavera de 1936.
Deberá autenticar un cuadro desconocido, perteneciente a un amigo de José
Antonio Primo de Rivera, cuyo valor económico puede resultar determinante para
favorecer un cambio político crucial en la Historia de España. Turbulentos
amores con mujeres de distintas clases sociales distraen al crítico de arte sin
darle tiempo a calibrar cómo se van multiplicando sus perseguidores: policías,
diplomáticos, políticos y espías, en una atmósfera de conspiración y de
algarada.
Las excepcionales dotes narrativas de Eduardo Mendoza combinan a la perfección la gravedad de los sucesos narrados con la presencia, muy sutil, de su conocido sentido del humor, ya que toda tragedia es también parte de la comedia humana.
Las excepcionales dotes narrativas de Eduardo Mendoza combinan a la perfección la gravedad de los sucesos narrados con la presencia, muy sutil, de su conocido sentido del humor, ya que toda tragedia es también parte de la comedia humana.
Con esta lectura he subsanado una laguna: a pesar de que muchos
consideran a Eduardo Mendoza uno de los mejores escritores en español en
activo, no había leído nada suyo. Esta novela fue el merecido premio Planeta de
2010. Nos retrotrae al convulso Madrid de 1936 en los días previos al estallido
de la Guerra Civil. Salvando las distancias (y que nunca se acerquen, por Dios),
por momentos me recordaba al malestar que invade nuestra sociedad en estos
tiempos revueltos de 2012.
De todos los protagonistas del enfrentamiento, aquí se centra en la
figura de José Antonio Primo de Rivera, al que pinta como un señorito de buena
familia con afán de protagonismo pero sin ideas políticas claras, lo que le
convirtió casi en un pelele en manos de los militares.
Además del repaso a las clases pudientes, de muchas misas pero de instintos
tan bajos como todos, donde el autor se explaya con más gracia es en el retrato
del Madrid barriobajero, de tabernas y burdeles. Todo ello desde el punto de vista
de un extranjero, lo que causa que la extrañeza provoque una sonrisa.
1 comentario:
Las novelas históricas me encantan, que hablen del pasado y nos lleven a palpar cómo vivían en esas épocas es fabuloso para mi.
Publicar un comentario