Sinopsis:
En “Los mercenarios 2″, Barney Ross (Sylvester Stallone) y su equipo se vuelven a unir cuando el señor Iglesia (Bruce Willis) los recluta para encargarse de un trabajo aparentemente sencillo. Sin embargo, pese a parecer dinero fácil, las cosas se tuercen y uno de sus miembros es brutalmente asesinado, lo que impulsa al resto de sus compañeros a buscar venganza. El equipo, empeñado en desquitarse, va dejando un rastro de destrucción a su paso entre las fuerzas enemigas, sembrando el caos, para acabar encontrando una amenaza inesperada: cinco toneladas de plutonio apto para uso militar, una cantidad más que suficiente para cambiar el equilibrio de poder en el mundo. Aunque eso no es nada comparado con la justicia que van a imponer al vil adversario que asesinó despiadadamente a su camarada. Y todo ello hecho al inimitable estilo de los mercenarios…
La calurosa
noche del viernes la pasamos en parte al aire libre, en el cine La Esperanza,
viendo Los Mercenarios 2. Como Pedro no había visto la primera, la bajamos de
la red y la vimos por la tarde, lo que me vino de perlas para refrescar mi
débil memoria.
No nos
engañemos, la peli (bastante mejor que su predecesora, para que luego digan lo
de segundas partes…) es lo que promete: acción desatada, combates salvajes,
explosiones,…, en fin lo propio del buen género de acción.
¿Qué la
diferencia? La operación nostalgia: retrotraernos a la juventud, a los tiempos
del VHS, viendo a esas moles de testosterona y bótox. Los guionistas,
conscientes de que tocan, por muy raro que parezca, nuestra fibra sensible,
cargan diálogos y situaciones que nos remiten a los grandes éxitos de Stallone,
Willis y Chuache, con mayor presencia de estos últimos, que aportan el factor
comedia riéndose de su edad. Por si fuera poco, están las patadas voladoras de
Van Damme, que lleva gafas de sol hasta en las profundidades de una mina, la
calva sexy de Statham y sus cuchillos estilizados, el juego de sartenes de Jet
Li, la envergadura de Lundgren (resulta que en la realidad es ingeniero
químico como en la peli) y la joven (y
breve) presencia del cuñado de la Pataky, más guapo que su hermano (que era
para haberle dicho: pero, muchacho, ¿no sabes lo que acaba pasándoles a los que
hablan de planes con la novia en cuanto terminen la misión?). Por último, pero
no menos importante, aquel cuya silueta nada más provocó el aplauso espontáneo
y entusiasta del respetable: el tío Chuck a los acordes de Morricone. Y el
último detalle que la hace mejor que la primera parte: ¡no sale Mickey Rourke!
Qué grima me da, ni siquiera me gustaba cuando era joven y supuestamente
atractivo.
2 comentarios:
La nostalgia de los 80s con semejantes héroes de acción, revive en cualquiera los recuerdos como bien dices de las salas de cine con permanencia voluntaria, el Beta o el VHS y las pelis donde los golpes, las explosiones y las hazañas increíbles nos hacían querer ser uno de ellos (¿o no?). Debe verse y tomarla como lo que es, una reunión de actores de acción de nuestra juventus, adolescencia o como le quieran llamar.
Yo vi también en el Cine La Esperanza, ese mismo viernes, la película y la verdad es que me pareció IMPRESIONANTE.
Por supuesto, dejé el cerebro aparcado en mi casa :P
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