Sinopsis:
Altered Carbon se desarrolla en medio del siglo XXV, una época en la que las personas ya no mueren, técnicamente, sino que sus mentes y consciencias son transferidas de un cuerpo a otro... Adaptación de la novela de Richard K. Morgan que se centra en la historia de Takeshi Kovacs, un detective que se ve envuelto en una enorme conspiración, 500 años en el futuro, en medio de un mundo cyberpunk.
He acabado de ver la serie Altered Carbon, una distopía futurista cuya ambientación oscura y húmeda de ciudades superpobladas recuerda inevitablemente a Blade Runner, de la que también bebe la reciente Mudo, otro producto de Netflix. Los ricos viven eternamente porque cambian de funda externa de la mejor calidad, lo que no se pueden permitir los pobres. A resolver el asesinato de uno de los primeros encargan a uno de los segundos, de raza oriental, al que meten en la funda de un blanco de casi dos metros encarnado, y nunca mejor dicho, en el cuerpazo de Joel Kinnaman. Aparte de buenísimo, está hasta guapo. Qué tendrán los suecos, qué tendrán. Pues no puedo responder del todo a esa pregunta porque no lo muestra todo, a diferencia de los múltiples desnudos femeninos integrales. Ni siquiera Netflix, que es de pago y se supone más moderna, lucha por la igualdad.
Si no fuera poco lío lo de las fundas de los personajes, añádase peleas de todo tipo sumamente violentas, mafias, submundos, torturas y demás que llegan a confundir, además de asquear. Al menos tiene un final aceptable, con independencia de si continúa con otra temporada o no.
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