Para celebrar el día del Padre mis sobrinos nos invitaron a comer a un restaurante que no conocía, situado un poco lejos, unos 43 km, en una localidad costera llamada El Pinet. Al bajar del coche y echar un vistazo a la fachada del Hostal Maruja, se me cruzaron los cables por las banderas que ondeaban. No daba crédito al ver las enseñas de los Stark, los Lannister y los Targaryen.
Menos mal que la mesa estaba reservada porque el restaurante estaba de bote en bote. Tenían un menú especial por la festividad, compuesto de varios platos de pitiminí, de esos cuyo nombre es el triple de la ración. En honor a la verdad, estaba todo delicioso y no nos fuimos con hambre en absoluto. Lo mejor, compartir mesa con madre, mi hermana, mis sobrinos y sus respectivas familias, y Pedro, claro está.
Para completar el día, vi a mi ahijada Laura con su niña Leyre. Mirad qué preciosidad de muñequita.
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