El sábado 9 por la tarde llegaron de Denia la hermana menor y un amigo de
Pedro con sus respectivas parejas, que se quedarían a dormir en los únicos
apartamentos disponibles en Agost. Como Pedro no había tenido su despedida,
organizó una cena en casa con los susodichos, los vecinos de enfrente y el
padrino de la boda, que nos regaló esta maravillosa tarta.
Fue una velada muy agradable donde primó el cachondeo,
entre otras cosas porque mi cuñada tuvo la ocurrencia de darnos el regalo en
metálico, en la acepción propia de la palabra, pues era una bolsa repleta de
monedas menores de un euro. No veas el pitorreo contando chapas el lunes
siguiente y luego llevándolas al banco.
Volviendo a la cena, un día más me
retiré antes de la mayoría porque el ojo no paraba de llorarme y tenía que descansar lo más posible antes de mi boda. Continuará...
2 comentarios:
Tenia que haceros una jugada y como no disponía de mucho tiempo, se me ocurrio lo de las monedas. Aún debwia de dar gracias de qué sólo tuvisreis esa ocurrencia, la cual fue con todo mi amor y mi cariño.
Con ese mismo cariño lo recibimos. Besotes.
Publicar un comentario