Sinopsis:
Un jóven cirujano con autismo y síndrome de Savant entra en la unidad de cirugía pediátrica de un prestigioso hospital.
Con la aprensión que me producen las escenas de sangre y vísceras, no entiendo por qué me puse a ver esta serie. La cuestión es que me encantó el personaje del joven doctor autista, prodigio en la medicina pero nada ducho en el arte de socializar, tan necesario en el contexto de un hospital privado estadounidense donde pisotearse unos a otros para trepar está a la orden del día. Enorme la actuación del inglés Freddie Highmore, el chavalito de Charlie y la fábrica de chocolate, aunque ahora tiene 26 años.
Dado que el hospital está situado en California, en un episodio su personaje mantiene una conversación en español. Me llamó la atención la soltura y el impecable acento castizo del muchacho. Indagué y resulta que ha estudiado nuestro idioma en la universidad, junto al francés y el árabe, y ha pasado temporadas en Madrid practicándolo.
Si hay continuación, la veré.
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