Sinopsis:
La fama de Miguel Bosé es tal que la mayoría de nosotros le consideramos un viejo conocido. Todos los lectores que al ver este libro se hayan preguntado, “¿qué me puede contar que yo no sepa?” se quedarán prendados de las primeras páginas (¡y qué páginas!) de una historia, la suya, que comienza con el aliento de los cuentos atemporales: unos niños perdidos a merced de un padre todopoderoso, acostumbrado a que su voluntad fuera ley, y una madre arrolladora de belleza legendaria.
No me ha supuesto ninguna sorpresa que Miguel Bosé haya escrito sus memorias. Recuerdo que solía publicar una columna en la revista Interviú, que no estaba mal, no sé si a finales de los setenta o principios de los ochenta.
Si hay alguien cuya vida sea lo suficientemente interesante como para escribir sobre ella, no cabe duda de que Bosé pertenece a esa categoría, no solo por sus propias vivencias sino por la gente a la que conoció y con quien compartió infancia, como Pablo Picasso o Lucchino Visconti, por citar un par, como si sus propios progenitores no fueran bastante relevantes como para tener sus propios libros.
Más que los susodichos, el personaje que me ha calado es el de la Tata, una mujer del pueblo, tan especial que hasta Picasso se enamoró de ella y que se hace cargo de los retoños González Bosé y de Lucía cuando se separa de Dominguín.
El libro está entretenido, a excepción -en mi opinión- de cuando ocupa párrafos y párrafos describiendo hasta el último detalle la decoración de las viviendas que habitó la familia, como si fuera la revista Hola.
Termina con la actuación de Esta noche fiesta donde se dio a conocer y empezó el fenómeno Bosé. A partir de ahí, hay material para unos cuantos libros más que no me importaría que publicase.
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