Sinopsis:
Elena Blanco, inspectora de homicidios de la BAC (Brigada de Análisis de Casos), es una mujer obsesionada con el trabajo y atormentada por un oscuro suceso de su pasado. Intenta espantar sus fantasmas a base de alcohol, sexo y música, mientras busca al culpable del asesinato de Susana Macaya, una joven gitana desaparecida tras su despedida de soltera y con la que alguien ha realizado un macabro ritual que reproduce la muerte de su hermana siete años atrás. La gran incógnita es que el asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que o tiene un imitador… o hay un inocente encarcelado.
Vaya por delante que no he leído la novela en la que se basa la serie ni ninguna de las que componen la (hasta ahora) tetralogía de los tres autores bajo el seudónimo de Carmen Mola. Y el caso es que he visto los libros en la biblioteca, pero nunca me han llamado la atención lo suficiente como para tomarlos prestados.
Dado el éxito de ventas y lectores, supuse que la historia valdría la pena y me dispuse a ver la serie. No me arrepentí. Incluso le gustó a Pedro, y eso que no es nada aficionado a las producciones españolas.
Sin poder juzgar, pues, la fidelidad de la adaptación, celebro la trama, la ambientación y el reparto, sobre todo los secundarios: lástima de la expresión amargada de Nerea Barros durante casi todo el metraje, lo que no quiero criticar, no sea que su personaje esté así descrito en la novela. Habiendo leído La Bestia, de los mismos autores, no me cabe duda de que el libro será mucho más cruel y explícito que lo que se muestra en pantalla.
Han empezado a filmar la segunda parte. Me apunto para verla cuando esté a la disposición.
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