Sinopsis:
Bea y Ben se conocen y parecen la pareja perfecta, pero tras una increíble primera cita sucede algo que enfría su fuerte atracción, hasta que meses después ambos se encuentran inesperadamente en una boda en Australia. Obligados a verse, y a pesar de su rechazo mutuo, por conveniencia para ambos deciden fingir que son una pareja.
El género de la comedia romántica, que buenos títulos dejó entre finales de los ochenta y mediados de los noventa, parece estar de capa caída, casi relegado a plataformas televisivas. La verdad es que pocas se salvan. Por eso me alegró encontrarme con esta.
Veamos: no es una obra maestra, pero cumple los objetivos que dicta su nombre, gracias a numerosos gags que incitan a la sonrisa, cuando no a la risa; y cuenta una historia de amor, improbable a priori, entre la pareja protagonista, Sydney Sweeney y Glen Powell, que destilan química. Este último me encanta: lo mismo vale para salvar el mundo como en Twisters y Top Gun Maverick como para encandilar a las damas con sus hoyuelos y su cuerpazo de infarto. Le seguiré la pista, sin duda.