Hace unos días fuimos a la oficina del INEM a Novelda a solicitar el subsidio de desempleo, como todos los años. Para amortizar gasoil y la reparación provisional, nuestra intención era, en cuanto acabásemos con el papeleo en torno a una hora más tarde como mucho, ir a Carrefour de Petrer a abastecer la nevera. Cuando vi la cantidad de gente que estaba a las puertas de la oficina, se me cayó el mundo encima. Aunque quise pensar que eran todos fumadores, la evidencia me golpeó al entrar en el edificio, lleno a rebosar.
En el nº de turno que saqué figuraba la hora: 9.47. Pues bien, me atendieron a las 13.53. ¡Más de cuatro horas de pura desesperación, sin un mal libro que llevarme a los ojos! Por fin en aquel cubículo, rellené un impreso, firmé, el funcionario estampó unos sellos y me dijo que el mes que viene cobraría. Salí a las 13.36. ¡Tres minutos tardé! ¿Qué hacía la otra gente que se tiraba de media hora en adelante? Por no hablar de lo que tardaban los funcionarios cuando salían a desayunar. Por supuesto, dadas las horas, tuvimos que dejar lo de las compras para el día siguiente.
Michael Douglas en Un día de furia era una bendita monjita ursulina comparado con cómo me sentía yo en esos momentos.
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1 comentario:
La burocracia en todas partes es igual. Aquí en las instituciones de salud del gobienrno te hacen esperar por una consulta mas de dos horas, si nevesitas ver al especialista te citan en dos meses y si requieres de una operación también te la programan para un par de meses (siempre y cuando no surja alguna emergencia, porque entonces te reprograman para mas adelante), por tal motivo prefiere uno pagar en instituciones privadas. Y para papeleo también se las gastan igual.
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