Una mañana dimos un agradable paseo en un barco que unía Arguineguín con Puerto Mogán. Lo único malo fue que la accesibilidad al barco dejaba mucho que desear: había que levantar las sillas a peso, pasar por una estrecha pasarela y bajar unos escalones, a lo que me negué –mi silla pesa demasiado-, por mi propia integridad y por la de los empleados. Al final se solucionó trasladándome a una silla manual, mucho más ligera, y lo mismo se hizo con mis compañeros.
jueves, 14 de julio de 2011
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2 comentarios:
Ay, esos barcos canarios que necesitan estar más al día.
La falta de accesos para todo tipo de sillas de ruedas es el punto negativo, dentro de lo positivo que es viajar en barco y disfrutar de palayas como la de la imagen.
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