Sinopsis:
Una mujer de la alta sociedad, muy bella y
muy desgraciada. Un publicitario embarcado en un programa radiofónico que busca
a personas desaparecidas. Un magnate con buenos contactos políticos dispuestos
a consolidar su imperio. Un joven del Norte que rastrea sus orígenes. En la
Barcelona de 1960, las trayectorias de todos ellos se cruzan iluminando ambientes
contrapuestos. Es una historia de sentimientos y búsqueda personal, de
periodismo e intrigas empresariales, que transcurre en un momento histórico en
el que España empezaba a salir de la negrura de posguerra para convertirse en
una sociedad de consumo, animada por promociones televisivas y elegantes
fiestas veraniegas a la luz de la luna, como las que frecuentan los
protagonistas de esta novela.
Este es uno de los libros que he tomado
prestados de la biblioteca local para el mes de agosto. Todos tienen en común
que no superan las 300 páginas con tal de que me dé tiempo a leerlos antes de
que acabe el mes.
Se trata del Premio Nadal 2013, lo que implica
que se le supone cierta calidad. No puedo decir que le falte, ni mucho menos. Sin
embargo, en mi opinión habría necesitado mayor cohesión entre las historias
entrelazadas que podéis leer en la sinopsis.
Resulta fascinante cómo la España de
principios de los 60 oscilaba entre los intentos de modernidad burguesa y la
aún cerrazón franquista. Un quiero y no puedo seguir los modelos
estadounidenses que se intuían en el cine que pasaba la censura.
Estilísticamente, no le pongo peros, a
excepción del vocablo “alfiles” acentuado como esdrújulo. Tras el dolor de ojos,
miré en el diccionario de la RAE por si era yo la equivocada, pero no. ¿De qué
sirven los correctores en editoriales grandes?
1 comentario:
Perdón, Conchi, querida, ¿has dicho "correctores editoriales"? Creo recordar que se extinguieron tiempo ha. Por eso ahora nos escuecen los ojos de vez en cuando, con tanta patada al diccionario. Si Lázaro (me refiero a Lázaro Carreter, no al amigo de Jesús) resucitara se nos convertiría en un zombi con muy mala leche, al ver lo que hacemos con el idioma que él tanto luchó por preservar.
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