Un cometa se dirige, sin posibilidad de evitarlo, hacia la Tierra. Con el trasfondo del caos apocalíptico, suceden los eventos más cómicos e inesperados. Sigue a un grupo de desconocidos cuyas vidas se cruzan de la forma más impredecible: un cura rebelde, un trastornado defensor de la supremacía de la raza blanca, un apacible banquero, un ciberterrorista que odia a los alemanes y un general del ejército. Todos están destinados a encontrarse en un búnker en Slough (Inglaterra) y convertirse en el improbable futuro de la humanidad.
Esta es la serie más entretenida que he visto últimamente. Como punto de partida nos hace preguntarnos qué haríamos
si el fin del mundo estuviera cerca. En estas circunstancias vamos a conocer a
un pintoresco grupo de personajes, en principio sin lazos que los conecten,
aunque más adelante veremos que esto no era así. El carácter de cada uno y las
relaciones que se establecen entre si nos los hacen fascinantes. El tono es
entre comedia, tragedia y momentos francamente dramáticos: de una escena graciosa
pasamos sin tregua a otra tremendamente violenta. Es un no parar, un conjunto
de historias siempre impactante. He visto los 10 episodios que componen la
primera y hasta ahora única temporada casi de una tacada.
De adolescente me encantaba Rob Lowe,
quinto mío. Me hace gracia ver que es uno de los actores que mejor se conservan
para su edad. Su papel de sacerdote católico mal hablado y un poco descreído
(sostiene –creo que no razón- que no hay fe sin duda) es brutal. Hay que
constatar que la sotana y el alzacuellos le sientan de maravilla.
No sé si habrá segunda temporada, supongo
que sí, y me encantará seguir la pista dea esta cuadrilla de pirados, cada uno
en su estilo.
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