Sinopsis:
En el IV Centenario de la muerte del autor del Quijote, esta antología brinda tres hermosos granos de arena a las celebraciones cervantinas: tres de las doce Novelas ejemplares, que Cervantes publicó en 1613, cuando, por fin, era ya un escritor conocido.
Quizás habría sido más apropiado releer este clásico el año pasado que celebramos el cuarto aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Nunca es tarde.
Me llegó no hace mucho este ejemplar a la escuela y no perdí la ocasión de reencontrarme con el autor más importante de las letras en español antes de releer la obra maestra que es el Quijote, placer que pospongo hasta el verano.
Volviendo a esta edición, está adaptada al lector del siglo XXI, por lo que se han eliminado arcaísmos, referencias y citas en latín, y se ha actualizado la expresión, lo que no le resta ningún mérito (no nos vamos a pasar de puristas a estas alturas) sino que allana al lector de hoy el camino al genio cervantino. Además, cuenta con una introducción amena e ilustrativa que pone contexto a la época. Cuando en el instituto mandaban leer un clásico, yo era de las pocas (por no decir la única) que leía el prólogo porque me ayudaba a entender lo que venía a continuación.
Las tres novelas aquí recopiladas ejemplifican la versatilidad del alcalaíno, desde la ingenuidad de las peripecias de La española inglesa, cuya adaptación televisiva reseñé el año pasado, a la escena picaresca de Rinconete y Cortadillo que nos deja con ganas de saber más de los pupilos de Monipodio, para concluir con el retrato del licenciado Vidriera, protoQuijote, y su cuerda locura.
Leo muchos libros de usar y tirar, lo sé, pero aún conservo la capacidad de disfrutar de un clásico, cosa que recomiendo.
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