Sinopsis:
El legendario asesino John Wick se ve obligado a salir del retiro por un ex-asociado que planea obtener el control de un misterioso grupo internacional de asesinos. Obligado a ayudarlo por un juramento de sangre, John emprende un viaje a Roma lleno de adrenalina estremecedora para pelear contra los asesinos más peligrosos del mundo.
Aunque el fin de semana pasado tenía intención de ponerme con las candidatas al Óscar que me faltaban, acabé sucumbiendo a la llamada de la carne y vi John Wick, chapter 2. Cierto que la primera de la franquicia no me entusiasmó, no porque fuera mala sino porque el género de acción pura y dura, de coreografía de puñetazos, patadas y tiros no es lo mío. La secuela es más de lo mismo pero se nota que la buena acogida de la primera por parte de los aficionados al género ha otorgado mayores medios a esta. Rodaje en Roma, participación de secundarios tan de lujo como Laurence Fishburne (nada más que por ver la reunión de Neo y Morfeo vale la pena) y escenas aún más espectaculares. En un cine dominado por las pantallas verdes, se agradece ver peleas, persecuciones y un cierto tono de humor negro que nos retrotrae a los clásicos ochenteros, pese a que el protagonista no sea un mazas hiperbólico.
A Keanu no le hace falta para destacar, y eso que el pelo peinado con raya en medio es imposible que le siente bien a nadie. Estoy visionando algunas entrevistas en las que promociona la película y he de decir que está de toma pan y moja a sus 52 anos. No conozco a otro quinto mío que esté tan potable. Supongo que el cabello se lo teñirá porque sería muy fuerte que tampoco tuviera canas. Si se ha retocado algo más, cosa que dudo, le ha salido de maravilla.
Y si me preguntáis, contestaré que sí, que veré John Wick 3.
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