Sinopsis:
A lo largo de los años el dueño llena de recuerdos su casa, testigo mudo de su vida. Y aquél es también la fiel imagen de ella. Como las parejas que han convivido siempre juntas. Así, cuando su ocupante desaparece para siempre, el contenido de la casa se paraliza por el polvo esperando que alguna vez su dueño regrese.
Los tres hermanos protagonistas de esta historia volverán un año después de la muerte de su padre a la casa familiar donde crecieron. Su intención es venderla, pero con cada trasto que tiran se enfrentan a los recuerdos. Temen estar deshaciéndose del pasado, del recuerdo de su padre, pero también del suyo propio.
Por casualidad, coincidiendo con la celebración del día del padre he leído un par de libros que giran en torno a la pérdida del progenitor. Hoy os hablo de uno de ellos.
Más de una vez os he comentado que no soy lectora habitual de novelas gráficas. No obstante, fue ver esta en la mesa de novedades de la biblioteca local y saber que me acompañaría a casa. Por dos razones: porque buscaba un libro no muy extenso (últimamente huyo de los tochos) y, sobre todo, porque el autor era Paco Plaza, del que había oído maravillas. Merecidas, puedo confirmar.
Me he emocionado con el relato de homenaje al padre desaparecido, a la forma de vida de una generación, la de nuestros progenitores, trabajadora y abnegada, que termina con ellos. Los recuerdos de una infancia propiamente mediterránea, de veranos en algo tan nuestro como la casa de campo. O la de una madrugada de verano viendo a la selección de España de baloncesto ganar a Yugoslavia en las Olimpiadas de Los Ángeles
Me ha llegado al alma.
1 comentario:
els bons pares són una bendició i sempre els tindrem al cor
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