Ayer vi “Garrick”, la última creación de Tricicle en el Teatro Principal de Alicante. Con el objetivo que tienen todos sus espectáculos, el de conseguir que el público olvide sus problemas durante hora y media sin más, y fieles a su reivindicación de la risa como estabilizador de los problemas cotidianos, los tres componentes de Tricicle se ponen la bata para así hacer una demostración sobre la fisiología del humor, los tipos de risa y las técnicas básicas para provocarla.
Según cuentan en la introducción, Garrick fue un dramaturgo inglés del siglo XVIII, y al parecer un cómico excelente que, según cuenta la leyenda, estaba tan extraordinariamente dotado para la comedia que los médicos de la época recomendaban sus funciones a los pacientes depresivos. Lo presentan como el inventor de la Risoterapia. La temática de la obra ronda en torno a la risa y sus supuestas cualidades curativas.
Este trasfondo es más bien una excusa para enlazar, vestidos de doctores la mayor parte del tiempo, un buen montón de gags de humor inteligente, sencillo, impactante, y a un ritmo frenético. Con un lenguaje perfectamente reconocible, saben sacarle el jugo a las situaciones más cotidianas, y sin apenas abrir la boca: un saludo de dos amigos, un encuentro en el ascensor, un paciente escayolado intentando fumar, unos señores embarazados en el parque, un fakir de electrodomésticos... El trío, que lleva 27 años haciendo reír al público con su humor gestual, cotidiano y universal, incorpora técnicas nuevas como una aproximación al cómic, una parodia de los cuentos infantiles que combinan con el mimo y los efectos sonoros, y, también por primera vez, el uso de la canción.
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