Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer caso de una «ceguera blanca» que se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.Ensayo sobre la ceguera es la ficción de un autor que nos alerta sobre «la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron». José Saramago traza en este libro una imagen aterradora y conmovedora de los tiempos que estamos viviendo. En un mundo así, ¿cabrá alguna esperanza?
El lector conocerá una experiencia imaginativa única. En un punto donde se cruzan literatura y sabiduría, José Saramago nos obliga a parar, cerrar los ojos y ver. Recuperar la lucidez y rescatar el afecto son dos propuestas fundamentales de una novela que es, también, una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad.
Cuando me enteré de que esta historia había sido llevada al cine, me picó la curiosidad y me acordé de que el libro estaba en la biblioteca de Agost. Si hasta hace poco no la había tomado prestada era por dos motivos: primero, porque Saramago no es santo de mi devoción; y segundo, porque por el título pensé que se trataba de un ensayo, no de una novela. Ahora que la he terminado, puedo afirmar que se trata de una de las obras más crudas, violentas y originales que tenido el ¿placer? de leer en los últimos años.
El tema que trata está de plena actualidad. El reciente caso de la gripe porcina nos debe alertar de cuán fácil se puede extender cualquier enfermedad mortal a escala global. Con un estilo ciertamente original, frenético, y en un marco de ciencia-ficción por su trama apocalíptica y surrealista, José Saramago hace que una novela densa se lea fácilmente, con total complicidad con el lector, por el horror que está leyendo, e inevitable, imaginándose, pues va narrando de forma simbólica cómo actúa el mundo entero y por tanto realizando un tipo de ensayo -como indica el título- sobre la humanidad: Su egoísmo innato, sus instintos primarios pero también sus dotes de solidaridad y camaradería. Contiene un gran trasfondo filosófico: ¿qué pasaría si, de repente, todos nos quedáramos ciegos? ¿Viviríamos como siempre o nos mataríamos entre nosotros? Es una pregunta que da miedo responder.
Estilísticamente, como la mayoría de las obras de Saramago, la novela está escrita en oraciones largas, encadenando subordinadas hasta alcanzar media página de largo y en ocasiones más. Además, la falta de comillas o guiones introductores de los diálogos implica que no siempre es fácil identificar quién está hablando. Una vez acostumbrada a estas particularidades, la novela me enganchó, y eso que no resulta nada agradable lo que cuenta sino al contrario: hay ocasiones que resulta repulsiva y destila el más puro horror. Nunca pensé que una servidora fuese tan masoquista.
1 comentario:
"El horror, el horror" Tengo que leerla, pues.
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