El día 1 acabaron las fiestas de las danzas, pero al domingo siguiente desde hace unos años el Ayuntamiento asegura la continuidad con la convocatoria de danzas infantiles. Mis tres princesas tenían vestuario y complementos preparados.
La pobrecita María estaba resfriada y no pudo participar. Lucía, en cambio, se encontraba como una rosa, pero a la buena señorita se le antojó que no le gustaba y no hubo manera de hacerla cambiar de opinión. Ya tiene su personalidad bien definida.
Luna sí dejó que le pusieran toda la parafernalia, que no es poca, y salió a bailar con su amigo Borja. Qué reguapos estaban y qué bien bailaron. Charcos de babas a nuestros pies.
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