Ya tiene guasa que alguien que lo tiene
todo afirme con tanta vehemencia que no tiene nada. En fin, licencias poéticas.
Sostiene que el tema es "una
reflexión sobre la obsesión de poseer cosas y al final, ¿de qué somos dueños?
Somos dueños de nuestras emociones... nada más y nada menos".
El videoclip, dirigido por el también
español Jaume de Laiguana, se rodó en un típico diner estadounidense, y la
estética estuvo inspirada en el pintor estadounidense Edward Hopper,
conocido por sus retratos realistas y por su composición casi cinematográfica
en algunas de sus obras. Supongo que un típico bar español, ruidoso y con el suelo cubierto de servilletas de papel estrujadas no habría quedado igual.
Para colmo, Alejandro está guapo. Le
sienta bien estar a punto de cumplir medio siglo. Se permite incluso abrirse la
camisa como Camarón.
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