El cumpleaños de mi amiga Loli fue el día 3 pero lo celebramos el sábado anterior. Nos invitó a almorzar al mismo restaurante donde festejamos su ascenso laboral. Lo bueno que tiene es que dispone de un saloncito en que podemos desbarrar a gusto a salvo de miradas indiscretas. Tampoco es que tengamos nada que ocultar sino que cualquiera que nos vea y nos oiga puede pensar que le hemos dado al tintorro a base de bien, cuando apenas ninguna prueba el alcohol.
Le regalamos un abriguito con una bufanda a juego, junto a un alfiler para abrochar el primero.
No me acabé la coca a la pala porque quería dejar un
hueco para la nueva creación repostera de nuestra amiga Rosa: una tarta
marmolada preciosa. Precisamente su cumpleaños el día 21 cerrará el ciclo de
2018. Como está tan pegado a fiestas, hemos quedado en celebrarlo el día 21.
Para completar la juerga, hemos repartido papelitos con nuestros nombres con el
objetivo de regalarnos con el amigo invisible, lo que nos proporcionará más
risas.
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