Sinopsis:
Una comunidad al borde de la extinción y ávida de fe recibe la llegada de un carismático sacerdote, que trae consigo milagros, misterios y un renovado fervor religioso.
Hace semanas que las tiendas de todo tipo están decoradas con motivos de Halloween, lo que vamos asimilando porque ha llegado para quedarse. Lo siento por los detractores que no comulguen con aquello de que si no puedes con tu enemigo únete a él.
Junto a la decoración, entran otras tradiciones como la de ver películas de miedo. Ahí tocan en hierro conmigo porque, dada mi naturaleza temerosa, huyo del género. Aun así, he caído en el visionado de esta serie. Los primeros episodios se toman con calma la historia y reflexiona con mucha filosofía sobre la religión, la responsabilidad, las adicciones, la discapacidad, la familia, la vejez, entre otros. Poco a poco, se van colando elementos de difícil explicación que anticipan la hecatombe final. Con todo, es una violencia distinta, que en parte se aparta de los cánones del género.
Lo curioso es que, siendo una historia de vampiros, este calificativo no aparece en todos los siete capítulos, y eso que está ambientada en época actual, cuando todo el mundo conoce el mito.
Una serie adecuada para los días previos a Halloween, y para cualquier otra, porque es interesante.
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