viernes, 15 de octubre de 2021

Sin tiempo para morir

 


Sinopsis:

Bond ha dejado el servicio secreto y está disfrutando de una vida tranquila en Jamaica. Pero su calma no va a durar mucho tiempo. Su amigo de la CIA, Felix Leiter, aparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado resulta ser mucho más arriesgada de lo esperado, y lleva a Bond tras la pista de un misterioso villano armado con una nueva y peligrosa tecnología.


Cuando reseñé Spectre hace casi seis años, qué equivocada estaba al suponer que cerraba un ciclo y que el siguiente Bond no sería Daniel Craig. Sin querer destripar nada, esta entrega sí parece ser la última del hierático rubio.

Lo cierto es que la trama continúa donde acabó la anterior, con casi los mismos personajes por lo que habría sido buena idea haberla revisado antes de ir al cine, al menos para mi memoria de pez.




Como no podía ser de otra manera, la película es un carrusel de escenas de acción espectaculares, además del resto de ingredientes que componen una película de 007:  escenarios exóticos, gadgets, cochazos y mujeres de rompe y rasga como la hispanocubana Ana de Armas, guapísima y encantadora, en un papel demasiado pequeño.

El signo de los tiempos conlleva que la relación de Bond con las mujeres cambie: de usarlas como objeto de lujuria o tenerlas como odiosas enemigas ha pasado no solo al respeto sino también al amor incondicional, lo que ha llevado al escritor Arturo Pérez-Reverte a tildarlo de moñas, porque dista del personaje creado por Ian Fleming.

Sea como sea, he disfrutado de más de dos horas de entretenimiento.


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