El viernes pasado, víspera del Día de la Mujer, tuvo lugar la tradicional comida de hermandad (¿o habría que decir "sororidad"? de la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Agost.
El restaurante era el mismo que el de los dos años anteriores, el único que a día de hoy tiene cabida para las casi ciento cincuenta comensales, entre los cuales nos encontrábamos cuatro guapetonas y servidora. El menú estuvo estupendo, aunque seguro que alguien quedó descontento, que mis paisanos son así.
La secretaria de la Asociación anunció que los miembros de la actual directiva, mi hermana incluida, quieren renunciar a los cargos, por lo que solicitaron la colaboración de las socios para presentarse voluntarias. Pronto harán una asamblea y se verá quién está dispuesto a trabajar, que aquí nos encanta criticar y echar las culpas a otros.
Mis amigas y yo estábamos tan a gusto, charla que te charla, que ni cuenta nos dimos de que nos quedamos las últimas en el restaurante. Me hacía falta un rato así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario