lunes, 25 de mayo de 2009

SIN TETAS NO HAY PALEOLÍTICO




He tomado como título del post este ocurrente juego de palabras, pero antes que nada hago constar que no es mío, sino de Conchi, que ha lucido una vez más su ingenio.
Viene a cuento del último descubrimiento en materia de arte Paleolítico. Se trata de una Venus tallada en marfil de mamut, a la que le falta la cabeza, parte de un brazo y la terminación de brazos y pies, rasgo muy común por aquella época.
Hablando de datación, la pieza está fechada hacia el 40.000 a. de C., algo que ha suscitado una cierta polémica, tanto entre el mundillo científico como en los ciudadanos de a pie.
Respecto a estos últimos, hay que aclarar de una vez por todas que no se trata de un retrato de los años mozos de la Duquesa de Alba, como sugieren algunos tabloides maliciosos. La datación con Carbono 14 es prácticamente concluyente y los estratos en los que se encontraron los fragmentos en los que se había roto la figura aparecen llenos de restos de una cultura lítica que se sabe anterior al nacimiento de la Duquesa por lo menos en un par de cientos de años, así que no hay evidencia científica que sustente el rumor.
En cuanto a los científicos en sí, no hay unanimidad al respecto. La fecha parece demasiado temprana en comparación con otras Venus paleolíticas halladas hasta el momento. Hace 40.000 años estábamos saliendo como quien dice del periodo Musteriense, en el que había una pujante y rentable industria lítica basada en la tecnología de lascas Levallois, pero los Neandertales, que eran la especie de homínidos que predominaba en Europa por aquel entonces, no eran muy propensos a desarrollar arte mueble. Lo cierto es que la supervivencia en medio de una fuerte glaciación (el Wurm II, creo) y la gestión de su industria lítica les tenían muy ocupados. Es poco probable que algún jefe neanderthal ejerciera de mecenas para que algún artista egocéntrico se dedicase a crear arte moderno que nadie comprendía. Las plaquetas de pizarra con dibujos o los simples “macarroni” de barro en las paredes de las cuevas eran lo más del arte en aquel momento; una escultura exenta en tres dimensiones hubiera sido la revolución.
Ahora bien, si no pertenece al entramado de la cultura Musteriense-Neanderthal, se podría adscribir a la cultura Auriñaciense, cuyos portadores eran ya Cro-Magnones, con una industria lítica y ósea más diversificada y otro concepto de las manifestaciones artísticas. No obstante, las Venus son propias de la cultura Gravetiense, miles de años posterior, con lo que estamos, o bien ante la obra de una auténtico genio del arte paleolítico, o bien ante un fraude con todas las letras.
Yo no quiero decir nada, pero tanto la cronología como la estética de la Venus me desconciertan y me hacen sospechar. Dado que ha sido hallada en Alemania, en pleno corazón de la cultura y el territorio Neanderthal por aquel entonces, y dado que no presenta paralelismos ni siquiera con la cultura artística cro-magnón de la época, es una especie de anomalía a la que sólo el tiempo un concienzudo análisis por varios equipos de científicos podrá poner en su contexto.
Respecto a la estética, sólo hay que comparar a la Venus de Willendorf, la decana de su clase (en el extremo derecho) con ésta. Se ve claramente que tienen en común el sobrepeso y las curvas voluptuosas, pero si os fijáis en la de Willendorf, los pechos tienen una caída natural, mientras que la recién descubierta tiene los pechos tan redondos y altos como si se los hubiera siliconado.
Además, se sabe que el sentido de las Venus era propiciar la fertilidad del medio (y del grupo humano) mediante una representación claramente sexuada, mientras que no está nada claro que hace 40.000 años se tuviese constancia de la relación entre sexualidad y fertilidad.
Y no me ha gustado nada, pero nada, nada, que uno de los descubridores diga que el hallazgo demuestra que los suavos han sido un pueblo con cultura propia desde hace 40.000 años. Mira, nene, en primer lugar a saber dónde estarían los descendientes de los cachondos mentales a los que se les ocurrió tallar una tía tetuda, y con ellos su stock genético, cuando el pueblo indoeuropeo del que descienden los suavos se instaló en Alemania central allá por el 500 a. de C. Probablemente criando malvas. En segundo lugar, no empecemos a fijar la raza a la cultura y a la tierra, que todos sabemos muy bien adónde llevan esas empanadas mentales. Vale que la obsesión por las mamas grandes demuestre tener una cierta continuidad entre los alemanes, ya sean neandertales o cro-magnones, pero de ahí a inventarse una continuidad de poblamiento de la raza alemana desde el paleolítico va un buen trecho.
En fin, más vale que los abertzales vascos no se enteren del invento, porque si no ya les veo cavando como locos en los yacimientos a ver si encuentran una estatuilla de un aizcolari con txapela. Es que si encuentran una Venus, ya veo a Arzallus llevándose las manos a la cabeza y proclamando a voz en grito que eso no forma parte de la austera cultura vasca; que eso es cosa de los degenerados “maketos”.
Señor, señor.

4 comentarios:

carolina dijo...

Rectificación: la Venus de Willendorf es la que ha quedado arriba en el post, mientras que la de abajo es la que se ha descubierto recientemente.

ana dijo...

Carolina, gracias por enseñarnos con tanta claridad.

Mari Pau dijo...

A quién se le ocurrió llamar Venus a unas tetas enormeeeess! La cara no importa, le ponen un sombrero tapándola o directamente no la esculpen. Me quedo con la Dama de Elche.

Conchi dijo...

Que conste que lo de “sin tetas no hay Paleolítico” lo leí en algún sitio, no quiero atribuirme méritos que no son míos.
Lo que sí está claro es que la pornografía es tan antigua como el hombre, porque reducir a una mujer a pechos y vulva (la cabeza es prácticamente insignificante) es de lo más pornográfico, en el peor sentido, que se pueda imaginar.
En cuanto a la preferencia de los teutones por los pechos grandes, os aseguro que la mayoría de hombres de latitudes más sureñas la comparte.