miércoles, 28 de octubre de 2009
Anatomía de un instante
Sinopsis:
Javier Cercas quería escribir una novela sobre 23 F, pero tras reunir toda la información existente sobre ese momento decisivo de la reciente historia de España, se dio cuenta que ninguna ficción podía hacer justicia al material que tenía entre manos. Así a partir de un instante que reúne tres gestos valientes, el de Adolfo Suárez, el de Gutiérrez Mellado y el de Santiago Carrillo, que en medio de las balas disparadas por los secuestradores del congreso se resistieron a lanzarse al suelo el día del golpe de estado, Cercas arma un extraordinario relato, usando ese instante como una mirilla a través de la cual se puede contemplar una época y un país. Con un conocimiento absoluto de las fuentes documentales y un magistral dominio de las herramientas y los recursos del narrador, logra enhebrar en un libro fascinante, la mejor crónica de una jornada decisiva, logrando que al repasar los hechos de aquel día y los acontecimientos que llevaron a él, el lector se sumerja en un tiempo, un ambiente y unas circunstancias. Sin duda alguna estamos ante la obra fundamental de la transición española.
En estos días en que se despide a Sabino Fernández Campo, el que fuera jefe de la Casa Real durante tantos y tan peliagudos años, reconozco que este señor me suena porque se habla bastante de él en el libro de Javier Cercas “Anatomía de un instante”, que recomiendo sin dudar. Al parecer, el autor parte de ese instante del intento de golpe de estado el 23 de febrero de 1981 cuando sus excelsas señorías, los diputados, respondieron a la orden de los golpistas de lanzarse al suelo con tres excepciones: Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado. El pretexto que echa a rodar el libro radica en la pretensión de extraerle sentido a un gesto de compleja heroicidad: la de Adolfo Suárez de permanecer sentado. Cercas desmenuza el 23-F y acierta a hacer una reconstrucción convincente y mesurada de lo que él entiende que pasó. Una narración donde afirma, niega, argumenta y llega a exponer posibilidades abiertas al no entrar motivos suficientes para decantarse. De todas formas Cercas no tiene miedo a darle voz incluso a quienes mantienen visiones distintas. La única objeción es que a veces peca de repetitivo. Por lo demás, un gran libro para comprender aquel momento histórico que vivimos de jóvenes.
En el futuro nos preguntarán: ¿Qué estabas haciendo tú aquel 23-F? Una amiga y yo estábamos en mi casa haciendo unos deberes de latín de 31 de BUP cuando bajó mi hermano, que había oído el golpe en directo por la radio, para contarle a mi padre lo que sucedía, que habían entrado unos guardias civiles en el hemiciclo pegando tiros para intimidar a los diputados. Inocentes e inconscientes de nosotras, nos echamos a reír, no sé por qué nos pareció cómica la situación. A mi padre, que ya había padecido una guerra, se le mudó la cara. Aconsejó a mi amiga que acabase los deberes para cuanto antes marcharse a su casa por lo que pudiese pasar. Al día siguiente, aún sin saber nada claro, fuimos al instituto. La mayoría de alumnos y profesores rodeábamos los coches de los alumnos de COU para escuchar por la radio el desenlace del golpe.
Y vosotr@s, ¿qué estabais haciendo aquel 23-F?
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5 comentarios:
AQUI LO VIVIMOS POR TV, FUE ALGO FUERA DE LO COMUN, NADA ACOSTUMBRADOS A ESE TIPO DE EVENTOS, AUNQUE YA HABIA OCURRIDO EN SU TIEMPO LO DE SALVADOR ALLENDE EN CHILE POR EJEMPLO
tambien me lo tome a risa y por la noche me acosta a dormir tan tranquila.
Yo estaba en CC, no me lo tomé a risa, pero tampoco le di demasiada importancia. Mi padre me llamó por teléfofono, supongo que él si estaba preocupado, pero ni siquiera recuerdo lo que me dijo, quería oirme y saber que yo estaba bien.
Es un libro interesante que me gustaría leer. Yo estaba en primero de BUP y no sabía muy bien que estaba pasando, sólo que los profesores oían la radio y no daban apenas clase.
Os diré que mis recuerdos de la época son un tanto vagos. Recuerdo a Adolfo Suárez presentando su dimisión en aquel famoso discurso televisado; recuerdo el golpe, sí, pero más por lo extraña que me pareció la programación de la tele aquél mediodía antes de irme al cole (yo debía estar en 8º de EGB) No echaban el telediario, sino que ponían actuaciones musicales y cosas así. Luego, cuando llegué al colegio esa tarde, o tal vez la mañana siguiente, recuerdo el miedo de mi profesora, que no era tan mayor como para haber vivido la guerra como adulta, pero sí que había vivido el franquismo y, aunque sus ideas eran más bien apegadas al antiguo régimen, temía por amigos y conocidos, más que por ella. Y eso es todo. Por aquel entonces no me enteraba de gran cosa de lo que pasaba a mi alrededor, gracias a Dios. Mis padres sí que debieron de pasar miedo, sobre todo mi madre. Y tal vez mi abuela materna, que tenía un miedo cerval a la Guardia Civil. Es curioso cómo, siendo una persona que no tenía convicciones políticas, ni ninguna ideología aparte de trabajar lo indecible para sacar adelante a su familia y ayudar en lo que pudiera a la gente de su entorno, cada vez que veía a un guardia se ponía a temblar. Supongo que aún le quedaba el recuerdo del tremendo miedo que pasaba cuando mi abuelo, que sí había recibido cierta educación e incluso llegó a escribir un libro filosófico sobre la composición de la materia y sobre la fuerza que la mantenía unida en el universo, se ponía a escuchar “La pirenaica” a escondidas bajo una manta. Porque lo que sí recuerdo perfectamente, siendo una niña que todavía no había acabado de echar los dientes de leche, es que en la casa donde mis padres vivían pared con pared con mis abuelos, toda opinión política o social que se expresase en voz alta era rápidamente chistada. “Calla, que alguien te puede oír”, decía sobre todo mi abuela. Como no creo que pensase que la Guardia Civil estaba al acecho, era evidente que lo que temía era la delación de los vecinos más próximos, que casualmente eran parientes y con los que no nos llevábamos muy bien. Cosas de la España de principios de los setenta
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