Te quiero, tío

Sinopsis:
Peter Klaven (Paul Rudd) es el típico hombre que resulta encantador a las mujeres y un pardillo a los hombres. Cuando pide matrimonio a su novia Zooey (Rashida Jones) descubre que ésta tiene un vínculo muy fuerte con sus amigas a las que cuenta todo, pero todo todo, y él no tiene ningún mejor amigo masculino que haga padrino en su boda. Por ello decide buscar un padrino a toda costa, tendrá varias citas para buscar amigos a cada cual más extraño, hasta que conoce a Sydney (Jason Segel), un tipo simpático totalmente contrario a Peter, con el que surgirá una fuerte amistad, tanto que peligrará la relación con su prometida, ¿tendrá que elegir Paul entre su novia y su ahora mejor amigo?…
Empecé a verla con recelo, lo confieso. La nueva hornada de comedias americanas, centradas en la obsesión por el sexo y por elementos escatológicos, deja bastante que desear. Sin embargo, pese a que algo de lo anterior hay, a medida que avanzaba el metraje, me daba cuenta de que el poso era más consistente, casi como una comedia romántica para chicos (“pero sin mariconadas”, que diría el insigne Torrente). El final es predecible y flojo, sí, pero los dos estupendos actores protagonistas nos muestran con emoción y mucha gracia el desconcierto, torpeza y problemas de identidad del hombre en su tránsito a la vida adulta. ¡Qué duro es dejar de ser Peter Pan!