sábado, 10 de noviembre de 2012

TUNICK EN EL DIA DE MUERTOS




 
San Miguel de Allende, Gto. • Hombres y mujeres se desnudaron, dejaron prejuicios, pudor y ropa en una maleta para convertirse en los fantasmas desnudos de Spencer Tunick en San Miguel de Allende.
Fueron 153 valientes que durante una hora dejaron de ser personajes de la vida cotidiana para convertirse en instrumentos del arte que retrató el fotógrafo neoyorquino bajo la intensa lluvia de un paraje seco y de colores ocre en la sesión denominada “Spirits”.
Minutos después de la cinco de la tarde Tunick dio las primeras instrucciones, preguntó si querían seguir a pesar de la lluvia y pidió atender todas y cada una de las indicaciones que se dieran conforme transcurriera la instalación.
Los pies descalzos de los voluntarios ya pisaban el lodo frío y húmedo. Su única protección era un velo blanco y transparente que se adhería a sus formas. Nadie renunció.
Los modelos se dispersaron en el terreno de hierba crecida y mezquites, caminaban hacia un lado, gritaban de frio, de desesperación, se sacudían la vergüenza haciendo chistes y hasta hubo quienes se reconocieron de sesiones fotográficas del mismo artista.
La primera foto. “¡Levanten los brazos! ¡No se rían!”, gritaba en inglés el fotógrafo mientras su equipo revisaba a detalle a cada uno de los voluntarios que en ningún momento cedieron ni desobedecieron.
Desde una terraza, el artista daba las indicaciones, tomaba fotografías e incluso se aseguraba que ningún fotógrafo presente tuviera el mismo ángulo que el de su lente.
Segunda foto. El fotógrafo bajó. Los voluntarios no cambiaron de posición. Únicamente bajaron los brazos, alzaron la cabeza al cielo y cerraron los ojos. Los detalles en cada placa son indispensables para el fotógrafo. “¡Quítate el reloj! ¡Alguien que le quite el reloj!”, dijo al tiempo que provocó una rechifla para el culpable.
El frío comenzó a hacer mella en los voluntarios. Por lo menos tres personas decidieron no continuar con la sesión de fotos al desnudo, bajo la lluvia y con un frío que amorataba los labios. Pero los más entusiastas continuaron “Tárdate lo que quieras cabrón, de todos modos me voy a enfermar”, exclamó.
Tercera foto. La máxima expresión del momento. El clímax de la sesión. “¡La Calaca!”, gritaron todos los fantasmas desnudos al unísono mientras Spencer Tunick disparaba sin cesar su cámara fotográfica.
La sesión terminó con una fuerte algarabía de los asistentes, todos corrieron a refugiarse y no por la pena, sino porque para muchos ya era insoportable la lluvia y la temperatura tan baja que había alcanzado su cuerpo.
Spencer Tunick desapareció. Su equipo de trabajo acercó té caliente a los participantes que ya no sabían si vestirse o buscar un lugar cálido. Otros más aventureros ya no se preocupaban por su desnudez.
Recuperaron sus pertenencias, abrazaron a sus amigos e incluso se tomaron fotos, concedieron entrevistas y la falta de ropa no fue un problema para nadie. Otros más se retiraron así, sin ropa. Corrieron a sus autos y desaparecieron en la noche.
Las fotografías de Spencer Tunick cerraron con broche de oro el Festival de la Calaca que se celebró en este municipio.
Entre los asistentes había mexicanos: guanajuatenses, defeños, queretanos; también colombianos, españoles y estadounidenses. Todos se mezclaron en una muestra de arte que rindió culto a la muerte con su cuerpo desnudo, mojado y lleno de vida.

1 comentario:

Conchi dijo...

Si estuviesen hoy aquí, con la lluvia que cae y el frío que hace, no estarían tan desnudos.